Caza obscura

Vivir en bancarrota y rentar un apartamento de una habitación del tamaño de un armario no es precisamente lo que se espera de un cazador de élite como yo. Pero cazar demonios y mestizos no es tu trabajo promedio de nueve a cinco con los beneficios de ley. Son muchas horas y el sueldo suele apestar. No pensé que fuera a trabajar otra vez para el Consejo, que el grupo de ángeles nacidos que me había rechazado hacía muchos años, me ofreciera un trabajo, uno de pago. Tenía dos posibilidades, decirles que se fueran al diablo, o tomar el trabajo. Y… ¿qué hago yo? Tomo la oferta, por supuesto. Todo habría salido bien si el Consejo no me hubiera obligado a trabajar en el caso con Jax, un guerrero, una ángel nacido que resultó ser demasiado guapo para ser real. Resulta que Jax tenía sus propios motivos y estaba decidido a hacer de mi vida un infierno, pero estaba atada a él por el trabajo. Por ahora. De ahí… las cosas fueron de mal en peor. Descubrí que el demonio que estaba cazando era un demonio mayor. Y sí, el también me estaba cazando a mí. Grandioso.